El mamey es similar en apariencia a la magnolia; puede alcanzar más de 20 metros de altura en zonas tropicales; la copa es piramidal, de follaje denso, y el tronco —de fuste recto— está cubierto por corteza áspera de color marrón-grisáceo. Ramillas con látex amarillento. Las hojas son gruesas y de textura coriácea, con el haz de color verde oscuro y el envés más pálido. Son opuestas, simples, de forma elíptica; alcanzan de 15 a 25 cm de longitud y 5 a 10 cm de ancho. Como en el magnolio, están orientadas hacia arriba.
Las flores son muy vistosas y fragantes, de color blanco; aparecen solitarias o en racimos de dos o tres unidades. Miden 2 a 2,5 cm de diámetro. El árbol puede ser dioico o hermafrodita indistintamente.
Su fruto, aunque se toma habitualmente por una drupa, es en realidad una baya. De forma redondeada, de 8 a 20 cm de diámetro, está cubierto por una cáscara gruesa de color gris o pardo terroso, compuesta por la conjunción de exo y mesocarpo; pende de un tallo corto y grueso, y en su ápice son visibles los restos florales. La pulpa es firme, aromática y muy dulce, de sabor agradable, de color naranja a rojizo; se consume directamente como fruta fresca, o se usa en la preparación de dulces y refrescos.
Una membrana blanca y astringente, parte del mesocarpio, se adhiere a ella en la parte externa. Contiene de 1 a 6 semillas de color pardo y forma oblonga, cuyo jugo deja una mancha indeleble.
Mammea americana es la especie de Mammea más común en cultivo. Presenta una amplia distribución en sus países nativos, gracias a la domesticación, la plantación y la regeneración natural. Se cultiva dentro y fuera de su área de distribución nativa, incluyendo Asia, Australia, África y EE. UU. (Lemus et al ., 2021; Plants of the World, 2021).
El tamaño poblacional natural de la especie es difícil de determinar debido a su amplio cultivo en su área de distribución nativa. A pesar de la falta de información sobre su población silvestre, se trata de una especie con un gran número de individuos naturalizados y cultivados, lo que la convierte en una de las especies más frecuentes en los trópicos. En cuanto a su población, es estable y no se encuentra amenazada.
La especie no presenta grandes amenazas debido a que está ampliamente plantada y tiene una gran población naturalizada a nivel mundial que no corre riesgo ni representa un problema de conservación.
Hay 38 ex situ (BGCI, 2021). Esta especie se evaluó como No Amenazada (LC; Miller et al., 2013). No presenta preocupación para la conservación, ya que es ampliamente abundante, aunque se encuentra en plantaciones, cultivos y naturalización. Se recomienda considerar un banco de recursos genómicos como medida de conservación ex situ , así como la investigación del tamaño, la distribución y las tendencias de las poblaciones nativas.