Mannophryne trujillensis Vargas Galarce & La Marca, 2007
Sapito Niñero de Trujillo
Es una especie diurna, ribereña, que habita a lo largo de estrechos arroyos de montaña, permanentes e intermitentes, rodeada de bosques secos de tierras bajas, bosques húmedos premontanos y bosques húmedos montanos. También se puede encontrar en quebradas rodeadas de bosque secundario y de cafetales de sombra, en altas densidades dentro de alcantarillas de metal corrugado debajo de caminos por donde fluye algo de agua, dentro de cajas de captación de agua en manantiales y cabeceras de quebradas (renacuajos), e incluso en quebradas contaminadas con aguas residuales y desechos sólidos en ambientes muy degradados dentro de áreas urbanas (aunque en bajas densidades) (F.J.M. Rojas-Runjaic, obs. pers. 2015). Los machos llaman desde las rocas a lo largo de los arroyos o desde las alcantarillas) durante el día (Vargas y La Marca 2007, F.J.M. Rojas-Runjaic obs. pers. 2015). Al igual que otros Mannophryne, presumiblemente construye nidos terrestres desde donde los machos llevan los renacuajos sobre sus espaldas hasta pequeños estanques en los arroyos, donde completan su desarrollo. Los renacuajos fueron descritos por Vargas y La Marca (2007). No ha sufrido cambios taxonómicos. Su posición filogenética dentro de Mannophryne ha sido corroborada por Rojas-Runjaic (2019).
Esta especie sólo se conoce en cuatro localidades de las cuencas de los ríos Castán y Mocoy, cerca de la ciudad de Trujillo, en la vertiente occidental de la Cordillera de Mérida, en Venezuela, entre 700 y 1.800 m s.n.m. (Vargas y La Marca 2007, F.J.M. Rojas-Runjaic obs.). Registros fotográficos de ranas de collar de las cercanías de la ciudad de Valera (en la cuenca del río Motatán), aproximadamente a 20 km al O de la localidad tipo de Mannophryne trujillensis, podrían corresponder a esta especie, pero esto necesita ser confirmado (F.J.M. Rojas-Runjaic observación personal, 2015). Su extensión estimada actual de ocurrencia es de 577 km2, aunque su área de distribución es probablemente más amplia de lo que se conoce actualmente.
Sigue siendo una especie común en zonas rurales donde los arroyos no están contaminados y todavía tienen cierta cobertura forestal (F.J.M. Rojas-Runjaic obs. pers. 2015). Las poblaciones en los dos sitios documentados en la descripción original han experimentado disminuciones poblacionales pero aún sobreviven en cantidades bajas (Vargas y La Marca, 2007, F.J.M. Rojas-Runjaic obs. pers. 2015).
Aunque la mayor parte de su área de distribución se superpone con dos áreas protegidas no estrictas centradas en la preservación de cuencas hidrográficas, la falta de vigilancia y cumplimiento de la ley ha socavado la función protectora de estas áreas. Las principales amenazas para esta especie son la degradación y fragmentación del hábitat debido a las plantaciones de café a pequeña escala, los cultivos de subsistencia y la ganadería, la contaminación del agua por agroquímicos, desechos sólidos y aguas residuales, la extracción de aguas superficiales debido a la deforestación, los incendios provocados por el hombre, el consumo excesivo de agua para riego de cultivos y uso doméstico, y desarrollo urbano (Vargas y La Marca 2007, Sánchez y La Marca 2008, F.J.M. Rojas-Runjaic obs. pers. 2015). Dada la amplia distribución de Batrachochytrium dendrobatidis en la Cordillera de Mérida, la quitridiomicosis representa una amenaza potencial.
Está catalogado como En Peligro (EN) porque tiene una extensión estimada de ocurrencia (EOO) de solo 577 km2, se conoce en solo cuatro ubicaciones, y los bosques secos de tierras bajas y caducifolios se están perdiendo rápidamente debido a la expansión urbana. En algunas subpoblaciones se han observado disminuciones en la abundancia de adultos.