Las diferencias en el desarrollo estructural de los manglares y en las condiciones ambientales producen variaciones en la biodiversidad de las comunidades asociadas. Por ejemplo, en las raíces de mangles que crecen en aguas poco turbias se desarrolla una comunidad adherente, conformada por muchas especies de invertebrados y de algas. Treinta y tres especies de esponjas y doce de tunicados se han reportado adheridas a las raíces del mangle rojo en varias localidades de la costa de Venezuela (Sutherland 1980, Díaz et al. 1985, 1992, Orihuela et al. 1991, citado por Conde y Carmona, 2003). En los inventarios de aves realizados por el MARNR (1986) la más alta cifra (80 especies) corresponde a los manglares del Delta del Orinoco, en tanto que solamente 26 especies de aves se han registrado en los manglares xerofíticos de la Laguna de Cocinetas. Aunque la fauna de
los manglares incluye elementos marinos y terrestres, cuya presencia depende de las mareas, estaciones y otros factores, pocas especies son consideradas típicas de manglares (Lacerda et al. 1993). Entre éstas, el cangrejo arborícola (Aratus pisonii) es quizás uno de los pocos invertebrados casi totalmente restringidos a vivir en mangles (Conde y Díaz 1992).
Las especies dominantes en estos manglares son Rhizophora mangle, Avicennia germinans, Avicennia schaueriana, Laguncularia racemosa, y una especie considerada como asociada y no como un verdadero mangle, como es el caso de Conocarpus erectus, y dependiendo del ambiente fitogeográfico le acompañan a los manglares las especies herbáceas Acrostichum aureum y Typha dominguensis (González, 2013). También hay otras especies frecuentemente asociadas a los bosques de manglar y con cierta tolerancia a la salinidad, como Pterocarpus officinalis, Montrichardia arborescens y Crinum spp. (Colonnelo et al. 2009, citado por Rodríguez, Rojas & Giraldo, 2010)
*** Sedimentarias, Metamórficas ***
*** estuarios, marinos, manglares ***
*** Bosques de manglar, manglares, manglar ***
Los bosques de manglares son formaciones intermareales marinas y estuarinas, que pueden desarrollarse tanto a orillas del mar como en ambientes fluviales a decenas de kilómetros río arriba. Las especies que los conforman alcanzan alturas de 3-40 m y tienen la capacidad de vivir en ambientes salinos y salobres, con tolerancia a sumersiones periódicas y sobre suelos poco desarrollados (Conde & Alarcón 1993, Conde & Carmona-Suárez 2003, citado por Rodríguez, Rojas & Giraldo, 2010). Se caracterizan por presentar similares atributos morfológicos y fisiológicos que les permite tolerar ambientes salobres, mal drenados y por consiguiente hipóxicos, en áreas sujetas a cambios relativamente rápidos en el ambiente geomorfológico (González, 2013).
En las costas que dan hacia el océano Atlántico (Estados Delta Amacuro, Monagas y Sucre), prevalecen enormes extensiones de bosques de mangle, se encuentran también en diversos puntos de la costa Caribe, como en la laguna de Tacarigua, en Morrocoy o en la región de Sinamaica al norte de Maracaibo (Huber, 2007) ,además se enuentran en las desembocaduras de los grandes ríos que surten el Golfo Triste, el golfo de Cariaco, las lagunas de Píritu, Unare, Tacarigua y Carenero, la costa de los estados Carabobo y Falcón, y la costa del lago de Maracaibo. En la región insular se presentan bosques de manglar en la isla de Margarita y en el archipiélago de Los Roques, así como pequeños parches en las Aves, La Orchila, La Tortuga, La Blanquilla, Los Hermanos y Los Testigos (MARNR 1986, Rodríguez 1994, Conde & Carmona Suárez 2003, Dávalos 2010, citado Rodríguez, Rojas & Giraldo, 2010).
Como unidades discretas, los bosques de manglares pueden evaluarse localmente por sitios de ubicación, ya que las presiones pueden variar dependiendo de su localización. Por ejemplo, Conde & Carmona (2003) citado por Rodríguez, Rojas & Giraldo (2010), indican que existe una reducción de los manglares en diferentes zonas del país: Sistema de Maracaibo, Adícora en el estado Falcón, Cumaná en el estado Sucre, lagunas de Píritu y Unare en el estado Anzoátegui y las costas del estado Carabobo. De la misma manera se señala que en localidades como Caño Mánamo en el estado Delta Amacuro ha aumentado la superficie de manglar. Es decir, algunas comunidades pueden encontrarse muy amenazadas, mientras otras posiblemente están en un proceso de expansión. Si sólo se realiza un análisis a nivel país, las amenazas locales, e incluso estadales, no pueden detectarse y, por ejemplo, las pesquerías y ambientes en general que dependen de los bosques de manglares podrían estarse afectando muy seriamente. Adicionalmente, es necesario poder seguir las comunidades en el tiempo, ya que eso da cuenta de condiciones, como integridad ecosistémica, que no pueden evaluarse con una única fotografía en una ventana temporal particular.
En el ámbito nacional, los bosques de manglares se encuentran bajo la condición de preocupación menor (LC) de acuerdo al criterio C2. No obstante, a nivel estadal la formación está en peligro crítico (CR) en los estados Aragua y Yaracuy, y en peligro (EN) en los estados Anzoátegui, Carabobo, Dependencias
Federales, Falcón, Miranda, Nueva Esparta, Trujillo y Zulia. Por su parte, los bosques de manglares de los estados Monagas y Sucre están bajo la condición de vulnerable. Para el estado Delta Amacuro el riesgo de amenaza es
de preocupación menor (LC) (Rodríguez, Rojas & Giraldo 2010).
Los bosques de manglares en Venezuela están sujetos a presiones de diferente índole, dependiendo de su ubicación. Aquellos en Miranda, Carabobo, Aragua, Zulia, Falcón y Anzoátegui han sido transformados por construcciones de urbanizaciones residenciales turísticas, marinas, complejos industriales, extracción de madera, construcción de presas, instalación de camaroneras, extracción industrial de sal y contaminación asociada al uso de agroquímicos,
por actividades agropecuarias, manejo de instalaciones y derrames petroleros. En áreas como el delta del Orinoco, la explotación del mangle para su uso como madera de construcción (viviendas, barcos, postes de líneas de servicio), como fuente de leña, carpintería, extracción comercial de taninos, pesca y cacería ilegal constituían las amenazas tradicionales de esta formación boscosa, y afectados por la actividad petrolera (Rodríguez, Rojas & Giraldo, 2010).
En las costas que dan hacia el océano Atlántico (Estados Delta Amacuro, Monagas y Sucre), prevalecen enormes extensiones de bosques de mangle, se encuentran también en diversos puntos de la costa Caribe, como en la laguna de Tacarigua, en Morrocoy o en la región de Sinamaica al norte de Maracaibo (Huber, 2007) ,además se enuentran en las desembocaduras de los grandes ríos que surten el Golfo Triste, el golfo de Cariaco, las lagunas de Píritu, Unare, Tacarigua y Carenero, la costa de los estados Carabobo y Falcón, y la costa del lago de Maracaibo. En la región insular se presentan bosques de manglar en la isla de Margarita y en el archipiélago de Los Roques, así como pequeños parches en las Aves, La Orchila, La Tortuga, La Blanquilla, Los Hermanos y Los Testigos (MARNR 1986, Rodríguez 1994, Conde & Carmona Suárez 2003, Dávalos 2010, citado Rodríguez, Rojas & Giraldo, 2010).