> Matorral o arbustal espinoso


Clasificación

Tipo de Ecosistema:
*** Matorrales ***
Fauna:
Las características climáticas, la baja complejidad ambiental y la baja productividad primaria de los ecosistemas áridos hacen que la fauna de estas regiones sea pobre en especies e individuos (Soriano & Ruiz, 2003). Las características climáticas, la baja complejidad ambiental y la baja productividad primaria de los ecosistemas áridos hacen que la fauna de estas regiones sea pobre en especies e individuos. Entre los vertebrados, las aves destacan como el único grupo cuya diversidad puede calificarse de bien conocida, sobrepasando ligeramente el centenar de especies, distribuidas en unas 30 familias. Sin embargo, los listados disponibles pueden haber sobrestimado el número de especies que verdaderamente habitan estos ambientes, en virtud de su proximidad e interdigitación con otros ambientes húmedos (Soriano & Ruiz, 2003). Entre los mamíferos, los murciélagos o quirópteros representan alrededor del 50 por ciento de las especies que habitan los ambientes de selvas húmedas del país, en virtud del amplio espectro de categorías funcionales que exhibe este grupo (Soriano et al. 1999). En los ambientes áridos esta relación se mantiene; sin embargo, al comparar la estructura funcional de las comunidades de quirópteros de las zonas áridas con la de una selva pluvial de baja altitud, se aprecian importantes diferencias en la representación de los distintos grupos funcionales que las conforman (Soriano & Ruiz, 2003). Merece destacarse la escasez de roedores de la familia Muridæ y la ausencia de Heteromidæ, en comparación con las regiones templadas de Sur y Norteamérica, las cuales promedian entre 4 y 8 especies con notables adaptaciones a las condiciones ambientales (Smith y Rivero 1991). La mayoría de las especies referidas para estos ambientes son propias de ambientes más húmedos, que penetran en las zonas áridas a través de las quebradas (Soriano et al. 1998). En la Herpetofauna de las zonas áridas, los Squamata constituyen el grupo mejor representado, en virtud de sus mayores capacidades de tolerancia a las condiciones ambientales. La baja diversidad de anfibios que se registra en los arbustales espinosos, se debe a la alta dependencia de este grupo por los cuerpos de agua, por lo que las especies presentes son terrestres, de amplia distribución geográfica y adaptabilidad a diferentes condiciones de hábitat (Yústiz 1991). No existe mucha información sobre insectos para estos ambientes; sin embargo, los Hymenoptera requieren una consideración especial, pues las hormigas representan un grupo muy diverso, que mantiene relaciones mutualistas con especies de Mimosáceas y Cactáceas que aún no han sido estudiadas, al igual que su papel como depredadoras de semillas (Soriano & Ruiz, 2003). Por otra parte, muchas abejas deben estar vinculadas a la polinización de, al menos 15 especies de plantas fanerógamas de la región Lara-Falcón (Smith 1975). Por otra parte, los coleópteros de la familia Tenebrionidæ han sido trabajados por Marcuzzi (1954) quien refiere 25 especies, de las cuales, al menos 15 de ellas son endémicas de Venezuela.
Flora:
Según Huber (2007) la vegetación predominante está constituida por arbustales xerófilos, parcialmente espinosos (Smith, 1972; Matteucci et al., 1979), puede observarse extensos cardonales, es decir, arbustales xerófilos mezclados con numerosas cactáceas columnares arborescentes (entre las cuales predomina el cardón Stenocereus griseus) y también fruticosas (como las tunas (Opuntia sp.) o los característicos buches (Melocactus caesius, Mammilaria sp.) y un elemento tipo árboreo Pereskia guamacho. Los elementos arbustivos o arbóreos bajos del cardonal son esencialmente los mismos de los espinares, predominando ampliamente las leguminosas con los géneros Prosopis juliflora (cují), Acacia macracantha, Caesalpinia coriaria, Cercidium praecox (yabo), junto con otros elementos leñosos característicos tales como el olivo (Capparis sp.) o el trompillo (Jacquinia pungens). Otras especies presentes Bulnesia arborea, Maclura tinctoria, Haematoxylum brasilett.
Clíma:
*** seco ***
Este ecosistema se ubica mayormente en la zona macrotérmica (temperatura media anual mayor de 24 °C) y, en menor grado, en la zona submesotérmica (temperatura media anual entre 20 y 24 °C). (Huber, 2007). Los promedios anuales de lluvia oscilan entre 125 y 600 mm, de acuerdo a la región geográfica que se considere. Existe una alta demanda evaotranspirativa, suelos arenosos o arcillosos salino-sódicos y fuerte influencia del viento (González, 2013)
Geología:
*** Sedimentarias ***
En general, los suelos son superficiales y pedregosos (litosoles), con horizontes poco diferenciados (entisoles), pobres en materia orgánica y fósforo (Comerma 1974, citado por Soriano & Ruiz, 2003). En la costa Caribe son arcilloso-arenosos, de origen aluvial cuaternario, de relieve bajo y plano (Matteucci 1986, citado por Soriano & Ruiz, 2003). En la región Lara-Falcón son arcillosos pero, debido a las pendientes de las lomas, la escorrentía es superior a la infiltración, provocando frecuentes procesos erosivos (Ewel y Madriz 1968, citado por Soriano & Ruiz, 2003). En los Andes, las formaciones xerofíticas aparecen fundamentalmente sobre sedimentos cuaternarios, así como en las formaciones La Quinta y Mucuchachí (Sarmiento et al. 1971, citado por Soriano & Ruiz, 2003). Los suelos son de textura franco arcillosa por causa de la baja consolidación de los sedimentos de las terrazas, la presencia de fuertes pendientes y el material saturado que aumentan los procesos erosivos externos e internos, acentuando la aridez del hábitat (Ferrer 1991, citado por Soriano & Ruiz, 2003).
Hidrografía:
Estado de conservación:
e
Nombres comunes:
*** Matorrales espinosos, Arbustales espinosos ***

Información

Descripción:
Los matorrales espinosos son comunidades vegetales cuya composición florística está conformada por cactáceas, arbustos y arbolitos bajos (usualmente <5 m de alto), la mayoría provistos con espinas (Huber & Alarcón 1988, citado por Rodríguez, Rojas & Giraldo, 2010). La condición más frecuente en estas comunidades vegetales es una mezcla de espinares y cardonales, que pueden tener zonas con suelos relativamente desprovistos de vegetación. Los matorrales espinosos se caracterizan por tener un estrato superior, cuyo dosel asciende aproximadamente hasta 3 y 6 m de altura y puede mostrar diferentes grados de apertura. Está constituido principalmente por mimosáceas, cesalpináceas y caparidáceas. En la Familia de las Cactaceae los géneros Stenocereus, Subpilocereus y Pilosocereus, que alcanzan entre 6 y 8 m de altura. En el estrato intermedio, entre 0,5 y 2 m, destacan especies de los géneros Croton, Opuntia, Jatropha y Cnidoscolus. En el estrato inferior se encuentran plantas herbáceas de los géneros Lantana, Digitaria, Evolvulus, Sida, Sporobolus y cactáceas de los géneros Opuntia, Mammillaria y Melocactus (Soriano & Ruiz 2003, Fernández et al. 2007) citado por Rodríguez, Rojas & Giraldo, 2010).
Distribución:
Los arbustales espinosos (incluyendo los litorales) están distribuidos en la zona costera desde La Guajira hasta el golfo de Cariaco, en varias de las Dependencias Federales, en la Cordillera de los Andes y en la altiplanicie de Barquisimeto, que incluye a Lara y Falcón. La superficie ocupada por esta formación es de aproximadamente 20.300 km2 , lo que representa 2% del territorio nacional. Los dos estados con mayor representación de arbustales espinosos son Falcón y Lara, en orden decreciente (Rodríguez, Rojas & Giraldo, 2010).
Situación:
La extensión de arbustales espinosos estimada para Venezuela en 2010 muestra una reducción de 19% con respecto a 1988. Los estados Falcón y Lara son los que presentan la disminución más notable. Con respecto al grado de intervención, para 2010 se reconoce que alrededor de 90% de la superfi cie ocupada por arbustales espinosos tiene algún nivel de modificación, y alrededor de 43% del total de la distribución, muestra intervalos de intervención de altos a muy altos (Rodríguez, Rojas & Giraldo, 2010).
Amenazas:
Este tipo de ambiente, asociado a condiciones de aridez y a baja estabilidad y capacidad de carga por la simplicidad en su estructura, ha tenido escasa atención y sujeto por años a fuerte modificación antrópica. La cría de ganado caprino desde tiempos coloniales en tierra firme y recientemente en las islas es la principal actividad de producción en estas zonas. Esta práctica ha incidido en la aceleración de la pérdida del suelo, cuya naturaleza es altamente susceptible. La extracción de madera a partir de especies como el cardón (Subpilocereus repandus), el cují (Prosopis juliflora), la vera (Bulnesia arborea), la mora (Maclura tinctoria), el dividive (Caesalpinia coriaria) y el palo brasil (Haematoxylum brasiletto) ha ocasionado degradación y pérdida de cobertura vegetal (Matteucci 1986) citador por (Rodríguez, Rojas & Giraldo, 2010). Adicionalmente, existe una amenza por la mineria a cielo abierto, asi como, es frecuente zonas de disposición de desechos y son evidentes los desarrollos urbanísticos poco planificados, con fines recreativos y vacacionales (Soriano & Ruiz 2003) citado por (Rodríguez, Rojas & Giraldo, 2010). En el caso de la isla de Margarita, los arbustales espinosos han sufrido un impacto asociado a la explotación de arena a cielo abierto, agravado por tratarse de ecosistemas insulares ya de por si restringidos. El deterioro ambiental de esta actividad ha sido selectivo, afectando principalmente los cauces de los ríos y quebradas. La destrucción ambiental es evidente en la diversidad de fauna, con varias poblaciones en situación crítica, incluyendo el venado endémico (Odocoileus margaritae) y la cotorra margariteña (Amazona barbadensis), Ave Regional del Estado Nueva Esparta (Rodríguez & Rojas-Suárez 2008).
Conservación:
En la actualidad, el porcentaje de esta formación que se encuentra en áreas protegidas de conservación corresponde a 5% de su superficie, con un 19% adicional en áreas protegidas de manejo. Específicamente en parques nacionales, las mayores proporciones resguardadas se encuentran en el PN Médanos de Coro (Falcón) y el PN Dinira en el estado Lara (Soriano & Ruiz 2003) citado por (Rodríguez, Rojas & Giraldo, 2010). Considerando que esta formación representa sólo un poco más de 2% del territorio nacional, es evidente de que se trata de una de las formaciones con menor representación en el sistema de áreas protegidas de Venezuela (Rodríguez, Rojas & Giraldo, 2010).
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