Aves, Anfibios, Mamíferos, Reptiles, Con Articulaciones, Sin Articulaciones
Gimnospermas, Algas, Angiospermas, Hongos, Helechos, Líquenes, Briofitas
Vegetación saxícola, vegetación sobre rocas
Esta formación se encuentra constituida por comunidades vegetales altamente especializadas que crecen sobre substratos rocosos en el sur de Venezuela. Comprende dos ambientes rocosos
muy diferentes: 1) las comunidades vegetales que crecen sobre los afloramientos rocosos graníticos en las tierras bajas y 2) las comunidades vegetales adheridas a las paredes y superficies rocosas de las cimas de los tepuyes (Rodríguez, Rojas & Giraldo, 2010).
Los afloramientos rocosos graníticos o lajas son muy comunes en todo el borde noroccidental del Escudo Guayanés. Se ubican mayormente en el norte y centro de Amazonas y en zonas aledañas a Bolívar y Apure (Rodríguez, Rojas & Giraldo, 2010).
La vegetación saxícola de las cumbres tepuyanas se encuentra sobre cuarcitas y areniscas desnudas y predomina, especialmente, en las altas planicies de los tepuyes orientales (Roraima, Kukenán, Ilú y Tramen), la serranía de Los Testigos, Ptari-tepui, el extremo oriental del Auyán-tepui, Aprada-tepui y algunas de las cumbres altas del macizo del Chimantá (Figura 1). Superficies rocosas abiertas también se encuentran, frecuentemente, sobre las numerosas cumbres de la serranía granítica de Maigualida, pero son menos abundantes sobre las cumbres de los tepuyes, tanto en el caso de los amazónicos como en los del sur y suroeste del estado Bolívar (Riina & Huber 2003) citado por (Rodríguez, Rojas & Giraldo, 2010)..
Con base en la extensión estimada, esta formación vegetal ocupa una superficie menor a 2.000 km2, por lo que califica Vulnerable (VU) de acuerdo al criterio C2. Si bien es cierto que muchos de los parches son inaccesibles y permanecen casi íntegros, algunas áreas como las cimas de los tepuyes Roraima y Kukenán presentan una situación de riesgo mayor con amenazas
específicas (Rodríguez, Rojas & Giraldo, 2010).
La vegetación saxícola de zonas bajas está distribuida sobre un gran número de puntos (lajas) bastante aislados entre sí. Por lo tanto, la gran mayoría de estos ecosistemas no presenta riesgo evidente. Por el contrario, las lajas cercanas a centros poblados están comenzando a sufrir impactos de intensidad variable, como la alteración del sustrato para la instalación de rancherías (especialmente en Puerto Ayacucho), la explotación masiva de roca en canteras (río Parguaza), la tala y eliminación de la vegetación leñosa, la cosecha de orquídeas con fines comerciales y las actividades recreacionales vinculadas al automovilismo, como los rallys y los recorridos en grupos de motociclismo (Piedra Elefante, estado Bolívar). Igualmente perjudicial resulta la extracción de lombrices en los suelos orgánicos acumulados en depresiones de las lajas y la consecuente destrucción de la vegetación original (Rodríguez, Rojas & Giraldo, 2010).
Con base en la extensión estimada, esta formación vegetal ocupa una superficie menor a 2.000 km2, por lo que califica Vulnerable (VU) de acuerdo
al criterio C2. Si bien es cierto que muchos de los parches son inaccesibles y permanecen casi íntegros, algunas áreas como las cimas de los tepuyes Roraima y Kukenán presentan una situación de riesgo mayor con amenazas
específicas (Rodríguez, Rojas & Giraldo, 2010).
La vegetación saxícola de las cumbres tepuyanas está poco amenazada, sin embargo el turismo representa una amenaza cierta y verificable. En tepuyes como Roraima, Auyantepui, Autana y Kukenán, se aprecia el deterioro de la vegetación saxícola, en especial en la zona de acampado, producto del pisoteo de los turistas. Los desechos orgánicos allí depositados por los ocasionales visitantes (heces, orina, basura) cambian radicalmente el equilibrio químico que sustenta a las comunidades saxícolas. Se estima que el daño generado es casi irreversible, debido a la fragilidad intrínseca de este tipo de vegetación y a la extrema pobreza de los suelos donde se arraiga. Adicionalmente se ha reportado la extracción ilegal de plantas carnívoras (Riina & Huber 2003) citado por (Rodríguez, Rojas & Giraldo, 2010).
La vegetación saxícola de las zonas bajas está sujeta a otro tipo de perturbaciones, que se traducen en serias amenazas para los ecosistemas cercanos a centros poblados. Se estima que la gran mayoría de las lajas de los alrededores de Puerto Ayacucho llegarán a estar cubiertas por rancherías, y quedarán reducidas a unas pocas placas rocosas desnudas, sin cobertura vegetal o desmanteladas luego de su explotación minera (Rodríguez, Rojas & Giraldo, 2010).
Todas las zonas cubiertas por vegetación saxícola de las cumbres tepuyanas se encuentran protegidas en parques nacionales, monumentos naturales y reservas de biosfera, lo cual debería asegurar la protección de este bioma (Riina & Huber 2003). Sin embargo, las lajas más biodiversas y altamente especializadas se encuentran en el triángulo formado por San Fernando de Atabapo, la boca del río Sinaruco en el río Orinoco, y Urbana y San Fernando de Atabapo, donde no existen áreas protegidas (Steyermark 1979) citado por (Rodríguez, Rojas & Giraldo, 2010).
La vegetación saxícola de zonas bajas está sub-representada en el sistema nacional de áreas protegidas de conservación (Figura 1), a excepción de los monumentos naturales Piedra de la Tortuga y Piedra del Cocuy, y el RFS de la Tortuga Arrau, de una superficie total menor a 100 km2 (Gröger 1994) citado por (Rodríguez, Rojas & Giraldo, 2010).