De la Fauna se describe 63 especies de Mamíferos entre los que destacan por su estado de conservación: el Ratón de Roraima Podoxymys roraimae considerada En Peligro (EN), el Perro de Monte Speothos venaticus, el Cunaguaro Leopardus pardalis, el Gato de Monte Leopardus tigrinus, el Tigrito Leopardus wiedii, el Jaguar Pantera onca, el Perro de Agua Pequeño Lontra longicaudis, la Danta Tapirus terrestris considerados como Vulnerables (VU). En Aves 141 especies entre los que destacan por su estado de conservación: el Águila Arpía Harpia harpija, el Águila Morena Morphus guianensis, consideradas como Vulnerables (VU). En reptiles 62 especies y 97 especies de Anfibios.
Está conformado principalmente por distintas especies árbóreas de las familias Anacardiaceae, Myrtacea, Elaeocarpaceae, Clusiaceae, Malpighiaceae, Leguminosae, Rubiaceae, Sterculiaceae, Vochysiaceae.
Especies: Anadenanthera peregrina, Anacardium excelsum, Copaifera pubiflora, Cedrela montana, Caraipa densifolia, Erisma uncinatum, Mora excelsa, especies de Ficus sp., Trichilia pleena Chimarrhis perijaensis, Cecropia telenitida, Platycarpum rugosum, Sloanea pittieriana, Dimorphandra macrostachya, Byrsonima stipulacea, Clathrotropis macrocarpa, Tapirira guianensis, Protium cuneatum, Myrcia amazonica, entre otras.
Clima superhúmedo: Es un tipo de clima ecuatorial, caracterizado por una alta precipitación anual, superior a 2.400mm y temperaturas medias anuales mayores a 24°C. No presentan una estación seca muy bien definida, excepto en años muy secos,
ya que en promedio los meses menos lluviosos tienen valores superiores a 50mm; lo que implica que estamos en presencia de un clima constantemente húmedo. Los meses más lluviosos (mayo, junio, julio y agosto) presentan valores por encima de 300mm, y
en algunos sectores por encima de 600mm.
*** Sedimentarias, Metamórficas ***
Las elevadas temperaturas y abundantes lluvias en regiones de tierras bajas tropicales desencadenan un proceso intenso de meteorización de silicatos y de lixiviación profunda de los suelos. Como resultante, se observa la predominancia de minerales arcillosos típicos (por ejemplo: caolinita) con una capacidad mínima de retención de nutrientes, asociada a una fertilidad escasa, común en estos suelos ferralíticos, la cual se encuentra entre las más bajas existentes globalmente (Weischet 1980, citado por Hérnandez y Demartino, 2003). En estos suelos boscosos, la función de retención es asumida principalmente por sustancias húmicas.
La mayor intensidad de lavado y meteorización se observa en el Escudo Guayanés, por ser la zona de mayor antigüedad geológica. En las cordilleras de la Costa y los Andes prevalecen suelos de mediano lavado y desarrollo; mientras que en las superficies más jovenes como los llanos y valles intramontanos se presentan poco lavado y mayor fertilidad (pdvsa 1992, citado por Hérnandez y Demartino, 2003).
En el país, los suelos predominantes en esta formación corresponden mayormente a los órdenes ultisoles, oxisoles y entisoles y, en menor medida, a los histosoles e inceptisoles. Entre los factores edáficos limitantes para la agricultura predominan los referidos a la fertilidad y en algunas zonas al relieve y drenaje pobre.
*** Bosques siempreverdes, siempreverdes per se ***
Comunidades boscosas que sustituyen progresivamente su masa foliar durante el año, y se caracterizan por presentar de 2 a 3 estratos en el bosque, asimismo, los árboles dominantes nunca se ven desprovistos de hojas, y menos del 25 % de los individuos que conforman la masa boscosa pierden su follaje durante la época de sequía (Rodríguez, Rojas & Giraldo, 2010). Están asociados a climas húmedos, con precipitaciones medias anuales por encima de 1.400 mm y exceso de agua casi todo el año. Estos bosques están conformados por tipos más específicos de formaciones vegetales, dependiendo de su posición orográfica, climática y de las características anatómicas de las especies que le conforman. Entre ellos se encuentran los bosques macrotérmicos siempreverdes de tierras bajas, los bosques húmedos siempreverdes basimontanos, submontanos y montanos siempreverdes y los bosques húmedos esclerófilos siempreverdes, entre otros (Huber, 2007).
Es la mayor comunidad vegetal del País, abarcando aproximadamente 34% del territorio nacional, cerca de 311.496 km2. Principalmente se encuentran al sur y este del territorio ( Estados Bolívar, Amazonas y Delta Amacuro), pero se distribuyen también en zonas de montañas al norte de Venezuela que se pueden establecer a una altitud aproximada de 2.000 m.s.n.m., específicamente en la Cordillera de los Andes, Cordillera de La Costa, y la Sierra de Perijá (Rodríguez, Rojas & Giraldo, 2010).
Aproximadamente 51% de los 311.500 km2 de bosque siempreverde se está poco intervenido o no se dispone de información sobre la magnitud en que este proceso ha tenido lugar. Una proporción similar (47%) presenta niveles de intervención de medios a altos y 2% tiene un rango de modificación tan alto que prácticamente pueden considerarse como áreas intervenidas (Rodríguez, Rojas & Giraldo, 2010).
La intensidad de las amenazas detectadas para los bosques siempreverdes varían entre las diferentes áreas geográficas del país. En la región norte, la eliminación de los bosques para asentamientos humanos, actividades agropecuarias (especialmente agrícolas) y explotación forestal han sido las principales causas. Al sur de Venezuela, la minería, la extracciónde madera, la construcción de presas, las quemas, los cambios en las prácticas agrícolas, la presión poblacional, el turismo y la explotación comercial de productos naturales son los detonantes más importantes de la modificación o pérdida del bosque, además del recién reconocido efecto de cambio climático (Rodríguez, Rojas & Giraldo, 2010).
La disminución y modificación de los bosques siempreverdes per se en el norte de Venezuela no ha podido mitigarse por la presencia de áreas protegidas (Foto 6). A pesar de que casi 43% de esta formación se encuentra en áreas con prioridad de conservación a escala nacional, apenas 4% está protegida al norte del Orinoco. Por otro lado, en áreas de protección no estrictas, que permiten usos de aprovechamiento, se halla 8% de los bosques siempreverdes per se del norte del país y 36% a escala nacional.
Adicionalmente, aún donde estos bosques se encuentran incluidos en parques nacionales, como en los casos de la sierra de Perijá, macizo de Turimiquire, cordillera de los Andes y Macarao,
el proceso de intervención se ha mantenido en el tiempo, tanto dentro de sus linderos como en los alrededores (De Oliveira- Miranda 2008, Hernández-Montilla 2010, citado por Rodríguez, Rojas & Giraldo, 2010 ).