El bagre leopardo (Perrunichthys perruno), también conocido por los aficionados a la cría de peces tropicales como bagre perruno o pimelodido reticulado, es originario de Colombia y Venezuela, donde se encuentra en la cuenca del lago de Maracaibo y el sistema del río Negro. Es la única especie de bagre del orden Siluriformes, del género monotípico Perrunichthys. El bagre leopardo es una especie depredadora de bigotes largos que a veces se confunde con el pimelodido aleta vela (Leiarius pictus) y el bagre antena de mármol (Leiarius marmoratus). El Perrunichthys perruno tiene un cuerpo alargado con una aleta caudal grande y profundamente bifurcada, una cabeza hundida, un hocico ancho y una boca amplia. La mandíbula superior es ligeramente más larga que la inferior. Presenta dos pares de barbillas mandibulares más cortas y barbillas maxilares largas que, en los ejemplares adultos, pueden extenderse casi hasta la aleta caudal. El bagre leopardo tiene un cuerpo de color marrón chocolate oscuro con marcas reticuladas de color más claro en el cuerpo y las aletas. Sus largas barbillas, aletas dorsales y pares tienen el mismo color que el cuerpo, pero en algunos peces, las aletas presentan manchas en lugar de marcas reticuladas. Los machos adultos son más delgados que las hembras, especialmente durante la época reproductiva.
La distribución de esta especie se limita a la parte baja de los ríos del sur del Lago de Maracaibo (Catatumbo, Escalante, Santa Ana, Tarra y Zulia) y a los pantanos de Juan Manuel de Aguas Claras, abarcando Colombia y Venezuela (Galvis et al. 1997, Pérez y Taphorn 2009, Rodríguez-Olarte et al. 2009, Ortega-Lara et al. 2012). Anteriormente, su distribución era más amplia, llegando a la región más septentrional de la Cuenca de Maracaibo hasta el río Yasa (Schultz 1944), pero actualmente está ausente.
No existen registros publicados sobre el estado poblacional, ni sobre las tendencias o variaciones estacionales en el tamaño poblacional de esta especie. Sin embargo, se considera de baja abundancia y relativamente rara. Por lo tanto, dado el impacto continuo de las amenazas, se cree que la especie está experimentando un lento declive. En el pasado, a lo largo de un período de tres generaciones que abarca 10 años, se sospecha que la especie experimentó una reducción de al menos un 20% debido a la degradación del hábitat. Se proyecta que, dentro de las próximas tres generaciones, esta tasa de reducción se acelere hasta alcanzar al menos un 30%, dada la rápida expansión de las actividades mineras y petroleras dentro del área de distribución de la especie, además de la presión de las prácticas pesqueras.
Las malas prácticas en las operaciones relacionadas con la explotación petrolera conducen inevitablemente a la modificación del nivel freático y a la contaminación de suelos y cursos de agua debido a derrames de petróleo, lo que altera la calidad del agua y la producción de perifiton, macroinvertebrados acuáticos, afectando así la supervivencia de esta especie (Tognelli et al., 2016). Además, las actividades de extracción de minerales provocan deforestación, cambios en la estructura del suelo y en la composición del sustrato de los ríos, lo que aumenta la carga de sedimentos y reduce el caudal, afectando así la supervivencia de esta especie. Se prevé que la creciente presión pesquera y comercial sobre esta especie la afecte significativamente en el futuro.
Parte del área de distribución de esta especie está protegida por un Parque Nacional (P.N. Cienadas del Catatumbo). Sin embargo, debido a la falta de logística de los guardaparques, la debilidad del aparato judicial y las escasas políticas de protección ambiental del país, el Parque Nacional, como entidad administrativa, es inoperante. Por lo tanto, se deben realizar esfuerzos para garantizar la protección dentro del área de distribución de la especie y profundizar en la investigación de las tendencias poblacionales, la ecología y el manejo de la especie.