Cardisoma guanhumi Latreille, 1825
cangrejo de tierra, cangrejo guatero, cangrejo azul, cangrejo juey (Puerto Rico), guaiamum (Brasil), blue land crab.
Es un cangrejo terrestre de caparazón cordiforme, ovalado transversalmente, convexo en ambas direcciones (redondeado) y con los bordes laterales muy arqueados.
La superficie dorsal de su frente es excavada, con pequeños tubérculos, y la del caparazón está cubierta con diminutas papilas planas, apenas visibles. El cuerpo y las
patas de los adultos presentan una típica coloración gris azulada, mientras que los juveniles pueden ser marrones, morados
o anaranjados (Rodríguez, G. 1980). Es la especie de cangrejo terrestre más grande que existe en la región costera del oeste
Atlántico. En Venezuela, su caparazón alcanza un máximo de largo de 10,45 cm (Carmona-Suárez 2011). Los machos adultos
se caracterizan por poseer una de sus quelas de gran tamaño.
Cardisoma guanhumi exhibe una amplia distribución que se extiende desde la península de Florida en los Estados Unidos, el
golfo de México y todas las Antillas, hasta São Paulo en Brasil, siendo reportado también en Bermuda (Rodríguez, G. 1980).
En Venezuela se distribuye bien a lo largo de la costa de tierra firme y de la región insular, donde habita playas fangosas con
manglares, cují, verdolaga, cocotales y gramíneas (Taissoun 1974a, Carmona-Suárez 2011). Vive en madrigueras desde la
costa hasta aproximadamente ocho kilómetros tierra adentro; su localidad se encuentra limitada por el nivel freático (máximo
a 1,5 m. de profundidad) (Taissoun 1974a).
Su biología y ecología han sido estudiadas en la zona de Tucacas, estado Falcón (Taissoun 1974a), y en la laguna de Tacarigua y Carenero, estado Miranda (Moreno, M. T.
1980, Carmona-Suárez, datos sin publicar). Su distribución, abundancia y tamaño corporal fueron examinados a lo largo del 75% de las costas venezolanas. La densidad
actual de sus madrigueras oscila entre 0,24 y 5,48 por metro cuadrado y el tamaño de los animales fluctúa entre un mínimo de 3,49 cm y un máximo de 10,45 cm, con
una media de 4,81 cm (Carmona-Suárez 2011). Hasta hace algunos años fue objeto de una fuerte presión humana, siendo explotado sin control alguno principalmente en
el eje Chichiriviche-Boca de Aroa y en la zona de Barlovento, en Miranda (Taissoun 1974b). Los cangrejos capturados se mantenían en corrales y se alimentaban hasta ser
exportados vivos a Puerto Rico (Taissoun 1974b). Sin embargo, a raíz de la crisis económica mundial de 2009, sus capturas se redujeron considerablemente, al punto de
que los colectores se dedicaron a otras faenas (Carmona-Suárez 2011, Recolectores del eje Tucacas-Boca de Aroa y Barlovento com. pers.). Aún se les explota sin control
en el Delta del Orinoco, donde son capturados por los warao y vendidos a los trinitarios que los transportan vivos a esa isla (Novoa 2002). En Colombia se clasifica como
Vulnerable, reportándose situaciones similares en otros países donde se distribuyen (Bermúdez, A. et al. 2002a). No se le ha evaluado a nivel global (IUCN 2014).
Si bien una de las principales amenazas para la especie hasta hace algunos años era su explotación indiscriminada con fines comerciales (Taissoun 1974b), la misma ha
dejado de ser tan grave en tiempos recientes. Hoy sus potenciales desafíos están dados por la transformación y degradación de su hábitat. Durante la época reproductiva,
las hembras realizan migraciones locales masivas hacia el mar, entre septiembre y enero, para desovar, muchas veces cruzando las principales carreteras del norte del
país. Desafortunadamente, estos desplazamientos coinciden con los períodos vacacionales y con el flujo de vehículos hacia los centros de recreación turística de la costa
(Piñango 1992; C. A. Carmona-Suárez obs. pers.), lo que termina en arrollamientos masivos, sobre todo en los alrededores de poblados como Chichiriviche y Tucacas en
el estado Falcón (Pereira 2008b). Pero el mayor peligro en estas y otras zonas similares tal vez estribe en el crecimiento acelerado urbanístico debido a la construcción de
innumerables edificaciones a lo largo de la costa que no solo cubren el sustrato natural para la creación de sus madrigueras, sino que obstaculizan e impiden el paso de
las hembras hacia el margen marino-costero en épocas de desove (C. A. Carmona-Suárez obs. pers.).
En 1988, por resolución del Ministerio de Agricultura y Cría, se reglamentan la recolección (tamaños de los ejemplares), la prohibición de captura de las hembras y las
épocas de veda y comercialización de Cardisoma guanhumi (Venezuela 1998). Sin embargo, este decreto no es acatado. La especie tampoco es objeto de medida alguna
de conservación en el país y no existen estadísticas oficiales sobre el volumen de su explotación. Aunque este cangrejo parece que es relativamente abundante, su estado
en el largo plazo depende del control y manejo de la actividad pesquera. Varias de sus poblaciones se hallan dentro de los refugios de fauna silvestre y parques nacionales
costeros venezolanos. Es necesario actualizar la comercialización de C. guanhumi y la magnitud de la misma. En el corto plazo deben crearse instrumentos legales que
incluyan vigilancia y supervisión de la actividad comercial que se realiza con este crustáceo, así como el control de los arrollamientos, hoy por hoy la principal amenaza de
sus poblaciones (Pereira 2008b).