Cabeza continua con el disco; disco oval, más ancho (entre 1-1,1 veces) que largo, uniformemente redondeada a casi recta al frente, márgenes exteriores y esquinas posteriores del disco redondeados; longitud del hocico menor o igual a la distancia entre los espiráculos; narinas con una amplia cortina de flecos entre ellas y la boca; fondo de la boca con papila carnosa; cola larga y delgada con una espina venenosa, no deprimida en su base, sin aleta dorsal o anal, sin pliegue dorsal pero quilla muy baja y poco notoria en el lado inferior, la cual se origina al nivel de la espina, una cresta que va a lo largo de cada lado del primer ¼ de la base de la cola; disco uniformemente cubierto por pequeños dentículos (agrandados en los hombros), pero sin espinas grandes.
Superficie dorsal marrón oscuro a oliva oscuro o sepia; superficie ventral amarillenta a blanquecina.
El Chupare del Atlántico se encuentra en el Atlántico centro-occidental y suroeste desde el Golfo de Campeche, México hasta el estado de Ceará en Brasil y en las Antillas Mayores y Menores y las Bahamas (Last et al. 2016, O’Shea et al. 2017, Sales et al. 2020).
En la actualidad, las capturas de chupare atlántico se consideran bajas en el Caribe (C. Avalos, M.P. Blanco-Parra, E. Espinoza, J. Morales-Saldaña, datos no publicados, 2019). La abundancia relativa de esta especie se considera estable en toda su distribución en la región del Caribe según los estudios remotos de video submarino con carnada realizados entre 2009 y 2018 (D. Cardeñosa y D. Chapman, datos no publicados, 2019).
El chupare del Atlántico se captura en pesquerías artesanales con redes y anzuelos, y también en pesquerías comerciales de camarón con redes de arrastre y de cerco (Almeida et al. 2008, Briones 2017, O’Shea et al. 2017, Marceniuk et al. 2019, Santander-Neto y Faria 2020). En el Atlántico sudoccidental, la pesca artesanal es intensa en gran parte de la costa atlántica de América del Sur, y en muchas zonas hay pesquerías comerciales de arrastre y palangre que no están gestionadas. En 2000, las pesquerías de peces de fondo en la plataforma Brasil-Guyanas ya estaban totalmente sobreexplotadas; estas pesquerías son multiarte, multiespecies y multinacionales, con embarcaciones que cruzan fronteras marítimas nacionales (Booth et al. 2001). A pesar de algunos cierres de áreas y la implementación de una captura total permisible de especies objetivo, ahora hay un esfuerzo y un número de embarcaciones en operación disminuidos allí (Diop et al. 2015).
No existen medidas de conservación ni protecciones específicas para esta especie. Esta especie está presente en áreas protegidas y zonas de veda (México, Belice, Panamá, Guatemala, Cuba, Costa Rica y Brasil), pero su aplicación es un desafío en algunos países. Se necesita más investigación sobre el tamaño y la tendencia de la población, y se debe monitorear el ciclo de vida y las tasas de captura.