Paranocticola venezuelana Bonfils, 1987
cucaracha ciega venezolana, Venezuelan blind cockroach.
El género Paranocticola posee solo dos especies, Paranocticola cubana, conocida en una cueva en la zona xerófita de la isla de Cuba, y Paranocticola venezuelana. Ambas
son de hábitos exclusivamente cavernícolas, es decir, que no presentan ojos ni cromatóforos, y tienen patas muy estilizadas (Bonfils 1987, Decu et al. 1987a). La cucaracha
venezolana es de mayor talla y ambos sexos tienen las alas posteriores vestigiales. De coloración general parda oscura,
su cuerpo es aplanado, con antenas filiformes, ojos compuestos muy pequeños, patas largas, espinosas, y piezas bucales
masticadoras. Es guanófaga-detritívora y por eso se le encuentra asociada a las acumulaciones de guano del murciélago
vampiro Desmodus rotundus. Pertenece a la misma familia que Blatella germanica, conocida comúnmente como «chiripa»,
mientras que la común, Periplaneta americana, es miembro de la familia Blattidae (Decu et al. 1987b, Decu et al. 1994).
Paranocticola venezuelana es una especie endémica de nuestro país. Hasta ahora únicamente ha sido localizada en la Cueva
del Tigre, en el Cerro La Pastora del estado Falcón (Decu et al. 1987a). Habita el interior de esta caverna en el suelo arcilloso
lodoso de este ambiente terrestre subterráneo, a una temperatura promedio de 24 ºC y con una extremadamente alta humedad
relativa del aire. Se trata de un género caribeño del que solo se conocen dos especies descritas, aunque es probable que exista
una tercera que ha sido reportada en la isla La Española (República Dominicana y Haití).
No se dispone de información acerca del tamaño de sus poblaciones. Parece que es relativamente común en su localidad típica, donde su situación actual también es
desconocida. Se presume su estabilidad poblacional, pero llama la atención que la única localidad donde se ha detectado sea la Cueva del Tigre, que constituye una galería
de apenas 220 m de longitud. No ha sido localizada en otras cavernas de la región, a pesar de haberse realizado esfuerzos intensivos con este objetivo. La especie no ha
sido evaluada a nivel internacional (IUCN 2014).
Hasta el momento se considera que su amenaza principal la constituye su restringida distribución natural, posiblemente limitada a la zona kárstica entre Mirimire y
Morrocoy, en la región oriental del estado Falcón. La creciente intervención humana en el lugar puede influir de manera negativa en la estabilidad de sus poblaciones, ya
que trae consigo un aumento en la perturbación de los hábitats frágiles y la contaminación del agua, lo que ocurre por la aplicación de biocidas como parte del manejo de
la agricultura y por aguas provenientes de drenajes domésticos humanos
No se ha desarrollado ninguna medida de preservación que proteja a la especie. Considerando que la información existente es insuficiente para conocer sus requerimientos
ecológicos y biológicos, se recomiendan estudios adicionales que abarquen lo mencionado, para poder adelantar cualquier propuesta.