Su longitud total alcanza entre 27 y 32 cm. Su plumaje es de color castaño con listas en la espalda y las alas, gris en el pecho y amarillento en el vientre. Las listas son menos notorias en los machos y además, la cantidad de listas varía entre las diferentes subespecies. Es a única perdiz de patas rojas o rosadas.
El Crypturellus erythropus es una especie dependiente de los bosques y se encuentra en las selvas tropicales y subtropicales del norte de América del Sur. Su área de distribución se extiende desde el este de Colombia y Venezuela hasta Guyana, Surinam y la Guayana Francesa. También se encuentra en partes de Perú, Ecuador y Brasil.
Crypturellus erythropus ha sido evaluado por última vez para la Lista Roja de Especies Amenazadas de la UICN en 2016. Crypturellus erythropus figura como Preocupación menor.
El tinamú de patas rojas está amenazado por la pérdida de hábitat debido a la deforestación para la agricultura, la ganadería y la tala. También se caza por su carne y plumas. El uso de pesticidas y herbicidas también puede dañar al tinamú de patas rojas al envenenar sus fuentes de alimento. La deforestación se considera la principal amenaza para el tinamú de patas rojas. Entre 1990 y 2000, se talaron casi 20 millones de acres de selva tropical en los Andes colombianos, donde el ave es más común. Con la pérdida de su hábitat, el tinamú de patas rojas está perdiendo sus lugares de anidación y fuentes de alimento. La caza es otra grave amenaza para el tinamú de patas rojas, considerado un manjar por algunas personas en Colombia, Venezuela y Guyana. El ave suele ser cazada con escopetas o trampas y, en ocasiones, también se recolectan sus huevos. En algunas zonas, el tinamú de patas rojas también se caza por sus plumas, que se utilizan para fabricar artesanías tradicionales. El uso de pesticidas también puede representar una amenaza para el tinamú de patas rojas. Cuando se aplican pesticidas a los cultivos, pueden escurrirse a los cursos de agua y envenenar las fuentes de alimento y agua de las aves. Los herbicidas también pueden dañar al tinamú de patas rojas al destruir las plantas de las que depende para alimentarse y refugiarse.