Por lo general las liebres son animales de silueta estilizada y patas traseras muy desarrolladas para la carrera. Las orejas, generalmente largas, varían en longitud de unas especies a otras, siendo mucho más largas y amplias en aquellas que viven en climas desérticos, como la liebre de California (Lepus californicus), mientras que son proporcionalmente más pequeñas y se asemejan a las del conejo europeo en las de climas polares, como la liebre ártica o liebre polar (Lepus arcticus). En todas las especies el oído es un sentido hiperdesarrollado y probablemente el principal a la hora de detectar a los eventuales depredadores, aunque la vista y el olfato tampoco le van a la zaga. Al mínimo indicio de peligro, el animal inicia una frenética carrera que, en algunas especies -como la liebre europea (Lepus europaeus)-, incluye constantes cambios de sentido y rodeos, con el objetivo de confundir al agresor.