Ardaris hantra Evans, 1951
mariposa hespéride paramera, paramo firetip, amber-banded firetip, amber-banded skipper
Ardaris hantra presenta una extensión alar que oscila entre los 26 y 28 mm. Es muy similar a Ardaris eximia, pero el margen terminal de sus alas es redondeado,
especialmente las posteriores, y tiene orlas amarillentas, en ocasiones alternadas con negro. Las manchas hialinas de las alas anteriores son de color ámbar y un poco
más pequeñas. Por lo general muestra mayor densidad de escamas amarillentas esparcidas en las alas, en especial en la base de las anteriores y en las alas posteriores
(Orellana 2008). En la literatura aparece información sobre esta especie como sinónimo o subespecie de A. eximia (por ejemplo en Orellana 2004). Sus larvas son oscuras,
de color vino tinto a negro, con una mácula amarilla ovalada lateral en cada segmento (excepto el primero y el último), setas
vellosas, largas y blancas, cabeza negra más o menos triangular con vértice poco hundido, y numerosas estrías longitudinales.
Posee una pupa con coloración similar a la de la oruga, con vellos negros, y carece de los óvalos amarillos en los segmentos
torácicos. Las generaciones aparentemente son sincronizadas; los adultos aparecen en los meses lluviosos. Suele hallarse
sobre plantas de los géneros Berberis (Berberidaceae) y Myrica (Myricaceae) como hospedadoras de las orugas (Orellana
2004, 2008).
Endémica de la cordillera de Mérida. Estacionalmente común en los páramos andinos, ocupa la zona de vida del páramo pluvial
subalpino. Los ejemplares de esta mariposa han sido colectados entre los 2800 y 3600 m de altitud. La hipótesis actual indica
que el género Ardaris en Venezuela incluye dos especies muy similares que comparten un intervalo altitudinal en simpatría, sin
embargo, no se ha confirmado la presencia de ambas en una misma localidad (Orellana 2008).
A pesar de que se desconocen estimados sobre el tamaño poblacional de Ardaris hantra, se ha hecho referencia a que es mucho más abundante dentro de su intervalo
altitudinal que Ardaris eximia (Orellana 2008). Según la descripción de su hábitat se estima que ocupa un área menor a los 1000 km2 (AOO), en una extensión inferior a los
9000 km2 (EOO). Su hábitat está ligeramente fragmentado pero presenta tendencias negativas en los últimos diez años que pudieran ubicarse entre 44,4 y 69,3% (Ferrer-
Paris MSa). No ha sido evaluada previamente; el análisis sugiere que debe inscribirse en la categoría En Peligro según el criterio A2c, aun cuando es necesario confirmar
estas tendencias con observaciones directas.
A. hantra se halla amenazada por la pérdida de calidad y extensión de su hábitat. A pesar de que es polífaga y se ha observado alimentándose de plantas ornamentales y
frutales, parece incapaz de completar su ciclo de vida entre esta vegetación y fuera de su ambiente natural (Orellana 2004, 2008). Los arbustales de páramo y bosques de
coloradito (Polylepis sericea, Rosaceae), a los cuales se encuentra asociada en su reproducción y ciclo de vida, han sufrido profundas transformaciones en las últimas dos
décadas a causa de la acción del hombre, y se consideran amenazados a nivel regional (Oliveira-Miranda et al. 2010c). Entre los principales peligros que acechan a estas
localidades están los frecuentes incendios, la extensión de la frontera agrícola, la ganadería, la introducción de especies exóticas y la colonización de vertientes (Durán y
Castaño 2004, MARNR 2000).
En la actualidad no existen medidas directas para la preservación de la especie. Gran parte de su hábitat se encuentra dentro de los linderos de parques nacionales y
monumentos naturales de la región (Ferrer-Paris MSa), sin embargo, estas localidades siguen siendo vulnerables a actividades humanas en los alrededores de los parques y
en los centros poblados dentro de los mismos. Durante los últimos diez años se ha implementado un programa de inventario y monitorización de comunidades de mariposas
a nivel nacional que puede contribuir a comprender cómo responde la especie a las amenazas que sufre su zona de vida natural (Ferrer-Paris et al. 2013a). Adicionalmente,
es importante profundizar en el conocimiento de su ciclo de vida para entender su relación con las plantas hospederas naturales.