La tortuga terrestre de patas rojas o tortuga morrocoy
La tortuga de patas rojas es mucho más pequeña que su vecina, la tortuga de patas amarillas (Chelonoidis denticulata). El caparazón es de color negro o pardo oscuro con manchas amarillas-anaranjadas o anaranjadas-rojizas, mide entre 30 y 35 cm de largo, aunque en la variedad del noreste del Brasil alcanza los 40 cm y en Paraguay apenas alcanza entre 20 y 25 cm.
El Plastrón es predominantemente amarillo. En la cabeza y las patas, especialmente las delanteras, tiene manchas rojas o anaranjadas.
El macho es más pequeño que la hembra, sin mencionar que su cola es mucho más grande y su caparazón es más amarillo y hundido en la parte inferior para facilitar el momento del apareamiento.
Esta tortuga es diurna, normalmente habita en los bosques secos tropicales.
La mayoría de las especies de tortugas pasan gran parte del día inactivas, y las tortugas de patas rojas generalmente pasan más del 50% de las horas del día en reposo.
La tortuga de patas rojas es herbívora y carroñera; en cautividad se alimenta de una gran variedad de verduras y frutas. Deben ser alimentadas con una mezcla de calcio, hojas, frutas, verduras y flores y una pequeña cantidad de proteína animal. Es importante la variedad de alimentos para una buena nutrición.
La hembra cava un hoyo de hasta 30 cm para depositar los huevos. En la naturaleza ponen de 5 a 15 huevos y en cautiverio pueden depositar hasta 8 huevos dependiendo de la fertilidad de la hembra, y pueden hacer hasta dos puestas en el año, la incubación dura entre 2 a 3 meses. A partir de los 8 años ya se encuentran listos para iniciar el proceso reproductivo.
Nativa de las sabanas y bosques, desde Panamá hasta las Guayanas, Brasil, Paraguay. En Venezuela y Colombia es conocida como morrocoy sabanera y karumbe en Paraguay. Es popular como mascota.
La amenaza que sufre C. carbonaria es la pérdida de hábitats y la agricultura. Aunque se ha observado que las tortugas de patas rojas pueden vivir en la tierra que se ha convertido a la agricultura, sus densidades son mucho menores que se encuentran en hábitat natural, sin alteraciones. Las tortugas que viven en las tierras agrícolas son mucho más fáciles de localizar, por lo que tasas más altas de caza puede explicar esta diferencia.
La exportación para el comercio de mascotas también tiene un efecto negativo en las tortugas de patas rojas, aunque es mucho mayor la amenaza a su supervivencia la caza o la pérdida de hábitat. La historia natural de la tortuga roja proporciona dos consecuencias, la susceptibilidad de esta especie a la pérdida de hábitat y la caza excesiva, y la cría en cautividad y la reproducción.
Las tortugas de patas rojas están protegidas bajo el Apéndice II del Convenio sobre el Tráfico Internacional de Especies en Peligro de Extinción (CITES, por sus siglas en inglés).
En todos los países de su área de distribución, la mayor amenaza para la supervivencia de las tortugas de patas rojas es la caza excesiva por el hombre. Muchos ejemplares son recogidos y enviados a diferentes ciudades de América del Sur para ser vendidos como un manjar.