Anátido de color pardo negruzco con característicos ojos rojos. Su cabeza y cuello superior son más oscuros. La garganta, parte anterior del cuello y el área alrededor del pico son blanquecinos. El pico es gris azulado con la punta negra; la cola es marrón y tiene patas negras. Mide entre 48 y 51 cm de longitud (Gómez-Dallmeier y Cringan 1989, Hilty 2003, Restall et al. 2007).
En Venezuela es una especie muy poco común, con escasos registros, de distribución fragmentada y con una población en descenso importante. En los años cincuenta era relativamente común en el área del lago de Valencia (Carabobo), y cerca de Chichiriviche (Falcón). Se reporta que en nuestro país existen entre 5.000 y 10.000 individuos (Kear 2005), lo que permite calcular en cerca de 20 a 40% de la raza suramericana, aunque todo indica que esta cifra es una sobrestimación y que son extrapolaciones muy vagas. De hecho, estimados recientes calculan un número menor a 2.500 en Venezuela (Wetlands International 2015), o incluso en toda la región andina. Su situación en general es paradójica. En el ámbito global no se le considera amenazada y la IUCN la clasifica en la categoría Preocupación Menor (BirdLife International 2015).
Se encuentra afectada principalmente por la pérdida de hábitat y la contaminación. La causa de la disminución de las poblaciones en Ecuador fue su sensibilidad a cambios en el lecho de los lagos, debido a la sedimentación causada por la erosión en las cuencas, ya que la especie prefiere lagos y lagunas con algas y vegetación emergente (Ellis-Joseph et al. 1992, Granizo et al. 2002). Aunque no pareciera ser un objetivo atrayente para la cacería no debe descartarse esta amenaza, dado que la actividad de caza es generalizada para otras especies de patos que se encuentran en su área de distribución.