El Puma concolor es el segundo felino más grande de América, superado solo por el jaguar, y el cuarto a nivel mundial, después del tigre y el león. Su tamaño es algo mayor que el del leopardo; sin embargo, genéticamente está más emparentado con los felinos pequeños. A diferencia de los grandes félidos del género Panthera, que pueden rugir debido a su estructura hioidea, el puma solo es capaz de ronronear.
Como cazador y depredador de emboscada, el puma consume una amplia variedad de presas. Su dieta principal incluye ungulados: en el norte de su distribución, caza ciervos norteamericanos (Cervus elaphus y Cervus canadensis), mientras que en el sur de Sudamérica se alimenta de guanacos, otros camélidos y venados de cola blanca (Odocoileus virginianus). No obstante, también puede capturar presas tan pequeñas como insectos y roedores. Aunque prefiere hábitats con vegetación densa para el acecho, se adapta a vivir en zonas abiertas.
El puma es un animal territorial con baja densidad poblacional. La extensión de su territorio varía según la vegetación y la abundancia de presas. A pesar de ser un gran depredador, no siempre es la especie dominante en su área de distribución, especialmente cuando compite con otros carnívoros como el jaguar. Se trata de un felino solitario que, por lo general, evita el contacto con las personas. Los ataques a seres humanos son infrecuentes, pero su incidencia ha aumentado en los últimos años, lo que ha generado conflictos entre humanos y vida silvestre.
Este felino es el mamífero silvestre terrestre de distribución más amplia del continente americano, ya que se extiende desde el Yukón, en Canadá, hasta el sur de la cordillera de los Andes y la Patagonia Argentino-Chilena en América del Sur. El puma es adaptable y generalista, por lo que vive en los principales biomas de toda América. En Venezuela se encuentra en toda la región al sur del Orinoco hasta la región deltaica, llanos, y la Cordillera Andina-Sierra de Perijá.
Caza ilegal por conflicto humano animal con ganaderos, fragmentación de hábitat por tala quema y minería ilegales. Entre otras causas, una amenaza emergente es la captura ilegal para el mercado de mascotas.