Cuerpo oblongo, comprimido, moderadamente alto; perfil dorsal de la cabeza, recto a ligeramente cóncavo; boca grande y protráctil, mandíbula inferior, protráctil; dientes pequeños, en bandas; margen del preopérculo, aserrado; 14-22; branquiespinas; dorsal VIII + I,10 (raramente 9), 3ra espina altura 13.8-18.1% LE, ~< 4ta; aleta anal corta, con III espinas fuertes, 5-7 (usualmente 6), segunda espina muy robusta, curvada, muy larga, llegando hasta o pasando la base de la cola cuando se deprime; radios pectorales 14-17, aleta ~alcanzando la punta de la pélvica; aletas pélvicas insertadas un poco detrás de la base de la pectoral, con una espina fuerte y 5 radios; la puntas de las aletas pélvicas llegan o sobrepasan el ano; escamas grandes, ásperas, las escamas laterales (inmediatamente sobre la línea lateral) 49-59 (usualmente 50-57); 6-9 (usualmente 6-8) escamas entre la linea lateral y el origen de la 2da dorsal, 9-11 entre la línea lateral y el origen de la anal; la línea lateral se extiende hasta el final de la ahorquillada aleta caudal.
Color amarillo-pardo a pardo verdoso en el dorso, plateado debajo, línea lateral oscura, bordeada en negro (no toda en negro); aletas oscuras.
Centropomus ensiferus se distribuye en el Atlántico occidental desde la laguna del río Índico en el sureste de Florida a lo largo de los EE. UU., en el Golfo de México desde Tuxpan, México a lo largo del norte de la península de Yucatán hasta el noroeste de Cuba, en el Mar Caribe desde Cuba hasta las Islas Vírgenes (excepto las Islas Caimán), y a lo largo de América Central y del Sur desde México hasta Río de Janeiro, Brasil (Poey 1860, Fraser 1978, Menezes y Figueiredo 2003, Miller et al. 2005, Paperno et al. 2018). También se ha registrado en Santa Lucía. Se ha informado de su presencia en las cuencas de Chamelecon, Patuca y Coco en la Honduras insular (Matamoros et al. 2009).
Se desconoce el tamaño total de la población y la tendencia de la población de C. ensiferus en toda su área de distribución.
Es probable que la tendencia de la población localizada en Puerto Rico esté disminuyendo (Smith et al. 2008) como resultado de la regulación de los ríos, el desarrollo de cuencas hidrográficas, la contaminación y los impactos de las especies introducidas (Neal et al. 2009).
Esta especie está ampliamente distribuida, pero es relativamente poco común donde se encuentra. En el río Sebastián, Florida, solo se capturó un individuo de un total de 651 peces muestreados (Paperno et al. 2018). De manera similar, esta especie fue poco común o rara durante los estudios en las Antillas Menores (Vaslet et al. 2010) y Trinidad (Rostant et al. 2007). Esta especie todavía está presente en el lago Gatún en bajas abundancias, a pesar de las posibles interacciones competitivas con la Cichla monoculus establecida (Sharpe et al. 2017). Las estadísticas de captura de esta especie no suelen estar disponibles porque también pueden incluir a Centropomus parallelus (FAO 2003). Sin embargo, en el río Doce, estado de Espirito Santo (Brasil), representó solo el 1% de las capturas (Barroso et al. 2007).
Las principales amenazas para esta especie son el resultado del desarrollo costero y los aportes antropogénicos a las aguas costeras. Sin embargo, el efecto de estos factores de estrés en toda su área de distribución no se ha evaluado cuantitativamente. El desarrollo costero localizado y la destrucción de los manglares tienen el potencial de reducir el hábitat adecuado. La acuicultura intensiva del camarón en las zonas costeras puede conducir a la destrucción del hábitat de los manglares y aumentar la carga de nutrientes en las lagunas adyacentes (Alonso-Pérez et al. 2003, Ortiz-Lozano et al. 2005). En Guatemala, Honduras y Panamá, los bosques de manglares costeros están amenazados por la expansión de la infraestructura de acuicultura, el desarrollo costero y la explotación para la producción de leña y carbón (Recio et al. 2016). La regulación localizada de los ríos, el desarrollo de las cuencas hidrográficas, la contaminación y los impactos de las especies introducidas tienen el potencial de degradar la calidad del hábitat en Puerto Rico (Neal et al. 2009). De manera similar, la calidad del hábitat en el río Patuca puede verse amenazada por las regulaciones del caudal (Esselman y Opperman 2010). Se desconocen los impactos de las especies invasoras establecidas, pero pueden reducir el hábitat adecuado y la disponibilidad de presas en ciertas localidades como el lago Gatún (Sharpe et al. 2017).
No existen medidas de conservación específicas para la especie C. ensiferus. Sin embargo, el área de distribución de esta especie incluye varias áreas protegidas (UICN y PNUMA-WCMC 2019) que pueden ofrecer protección indirecta contra la degradación del hábitat y el desarrollo costero.
Un muestreo más amplio de la distribución, el tamaño de la población y la tendencia de la población, además de la investigación sobre los impactos de las amenazas potenciales en el estado de la población de esta especie, sería útil para orientar las futuras acciones de conservación.