Fermín et al. (2012) sinonimizaron Bolitoglossa spongai (descrita por Barrio-Amorós y Fuentes-Ramos en 1999), también de Sierra La Culata, bajo B. orestes basándose en evidencia molecular (análisis de secuencia de genes 16S, cytb y cox) y datos morfológicos. Los ejemplares de la Sierra Nevada de Mérida, anteriormente considerados como B. orestes, son en realidad ejemplares de su especie hermana, B. mucuyensis (García-Gutiérrez et al. 2013). Bolitoglossa orestes fue colocada en el grupo B. (Eladinea) adspersa por Parra-Olea et al. (2004)Es una especie nocturna, semi-arbórea que vive en bosques nubosos. Los registros históricos de la serie tipo sugieren que esta especie se presentó en el ecosistema de Páramo entre 3,000 y 3,500 m snm. Sin embargo, esta especie no volvió a registrarse en estos ecosistemas. Se ha observado en hojas (a veces en ramas o tallos) de especies de Piperaceae, Pitcarnia sp., Cavendishia sp., Clusia sp. y helechos (Cadenas et al. 2009, Barrio-Amorós et al. 2010), y a lo largo de la borde de senderos (Javier García, datos no publicados). Algunos individuos han sido encontrados durante el día bajo musgos, raíces o dentro de troncos en descomposición. Se han observado altas densidades de individuos en hábitats perturbados (ie vegetación secundaria con abundantes musgos y troncos podridos en los bordes de senderos) (Javier García, comunicación personal 2020). Hormigas, ácaros y pseudoescorpiones son los elementos más frecuentes que se encuentran en su dieta (Cadenas et al. 2009, Díaz de Pascual et al. 2010). Es una especie de desarrollo directo.
Esta especie es conocida en varias localidades (p. ej., San Javier del Valle, Monte Zerpa, región de Macho Capaz, Reserva Forestal San Eusebio, El Chorotal y Estancia La Bravera) a lo largo de la Sierra La Culata en la Cordillera de Mérida, estado Mérida, en Venezuela. La elevación de las localidades documentadas oscila entre 1.800 y 3.500 m sobre el nivel del mar. Su extensión de ocurrencia (EOO) es de 2,103 km2 y ocurre en cuatro ubicaciones definidas como amenaza al considerar la expansión de las fronteras agrícolas y urbanas.
Esta especie es rara en San Javier del Valle, Monte Zerpa y Reserva Forestal San Eusebio, pero común en El Chorotal, Estancia La Bravera y en la región de Macho Capaz.
A pesar de ocurrir dentro del Parque Nacional Sierra de La Culata, algunos de los bosques nubosos donde vive se están perdiendo debido a la deforestación y el cambio de uso del suelo, por ejemplo, urbanización, agricultura, ganadería, plantaciones madereras, tala y construcción de caminos y líneas eléctricas ( Oliveira-Miranda et al. 2010). Las actividades turísticas, la recolección ilegal de musgo con fines tradicionales o comerciales y los deslizamientos de tierra naturales también pueden representar amenazas menores. Esta especie no ha sido analizada para Batrachochytrium dendrobatidis. Sin embargo, debido a que este patógeno está muy extendido en la Cordillera de Mérida (Lampo et al. 2008) y se ha informado en especies estrechamente relacionadas (es decir, B. leandrae y B. tamaense – Acevedo et al. 201; consulte la Tabla S4 en Scheele et al. 2019), algunas altamente vulnerables (Cheng et al. 2011), la quitridiomicosis podría representar una amenaza para esta especie. Esta especie podría ser altamente vulnerable al cambio climático (Foden et al. 2013); en consecuencia, se espera que sus poblaciones se vean afectadas en el futuro. En esta especie se han detectado tripanosomátidos parásitos (Gustavo Fermín, datos no publicados), pero se desconoce su efecto sobre la población. La aparición del hongo quítrido de la salamandra (Batrachochytrium salamandrivorans, “Bsal”) como patógeno anfibio ha provocado una disminución dramática de las salamandras europeas desde su llegada en 2010 a través del comercio internacional de mascotas (Feldmeier et al. 2016). Si bien la presencia del hongo no ha sido confirmada en América, se está propagando en Europa y corre el riesgo de propagarse aún más. Se cree que la amenaza de infección y disminución de la población de salamandras es muy probable y perjudicial para la mayoría de las especies nativas, en caso de que el hongo llegue a Venezuela.
Esta especie está catalogada como En Peligro porque, a pesar de tener la mayor parte de su distribución geográfica dentro de un área protegida, su extensión de ocurrencia (EOO) es de solo 2,103 km2 y se presenta en cuatro lugares definidos como amenaza donde la continua expansión de las fronteras agrícolas y urbanas amenaza algunos de los bosques nubosos dentro del parque. La quitridiomicosis, muy extendida en la Cordillera de Mérida, podría representar una amenaza adicional para esta especie. Es una especie nocturna, semi-arbórea que vive en bosques nubosos. Los registros históricos de la serie tipo sugieren que esta especie se presentó en el ecosistema de Páramo entre 3,000 y 3,500 m snm. Sin embargo, esta especie no volvió a registrarse en estos ecosistemas. Se ha observado en hojas (a veces en ramas o tallos) de especies de Piperaceae, Pitcarnia sp., Cavendishia sp., Clusia sp. y helechos (Cadenas et al. 2009, Barrio-Amorós et al. 2010), y a lo largo de la borde de senderos (Javier García, datos no publicados). Algunos individuos han sido encontrados durante el día bajo musgos, raíces o dentro de troncos en descomposición. Se han observado altas densidades de individuos en hábitats perturbados (ie vegetación secundaria con abundantes musgos y troncos podridos en los bordes de senderos) (Javier García, comunicación personal 2020). Hormigas, ácaros y pseudoescorpiones son los elementos más frecuentes que se encuentran en su dieta (Cadenas et al. 2009, Díaz de Pascual et al. 2010). Es una especie de desarrollo directo.