Amaurospiza carrizalensis
semillero de Carrizales, pinzón del Caroní, Carrizal seedeater
Es una pequeña ave paseriforme endémica de Venezuela. Mide 12 cm (4,7 pulgadas) de largo y pesa de 12 a 14 g (0,42 a 0,49 oz). El macho es de un azul pizarroso oscuro brillante que es más oscuro en la cara y las partes inferiores. Las partes superiores de la hembra son de color marrón cálido y las partes inferiores de color amarillo ante, más oscuras en los flancos.
Amaurospiza carrizalensis es de distribución restringida a la región del bajo río Caroní. Ocupa un área limitada, que se estima en unos 2.500 km2, por lo que es susceptible a la pérdida de hábitat (Verea et al. 2012). En su localidad correcta es una especie frecuente, pero difícil de observar, dado que permanece dentro de los bambusales, y ocasionalmente sube a la copa de los mismos para vocalizar.
Conocido solo en el bajo río Caroní, estado Bolívar. Aunque se estima que su distribución pueda ser más amplia, llegando hasta el Caura y la región de Imataca, dado que depende de la presencia de bambú (Guadua spp.). Se ha detectado en catorce localidades de la zona (IUCN 2014). En la actualidad es considerada como una especie endémica de Venezuela. Habita en bambusales o bosques secos, morichales y rastrojos con fuerte presencia de bambú, entre 0-500 m.
La localidad tipo de Amaurospiza carrizalensis ha sido inundada por obras hidroeléctricas (Jaramillo y Sharpe 2014, IUCN 2014, BirdLife International 2015). Para el área se han señalado amenazas adicionales como tala, quema de la vegetación e intensificación de actividades agrícolas y pastoriles, así como cierto grado de turismo (Colonnello 2004, Rodríguez et al. 2010, González 2011, Hilty et al. 2013).
La región del bajo Caroní no es un lugar importante de endemismos, aunque figura como un Área de Importancia para la Conservación de las Aves, por la presencia de esta única y particular especie (Lentino et al. 2005, Lentino y Esclasans 2010). Amaurospiza carrizalensis está protegida de forma indirecta por las zonas protectoras de las represas de Gurí, Tocoma y Caruachi. En referencia a la explotación comercial, es un ave poco conspicua que pasa fácilmente desapercibida y no es conocida por los traficantes de fauna. De los seis cazadores de aves que se llegaron a entrevistar y que viven en la región, ninguno de ellos la comercia ni la conoce, todo su esfuerzo está dedicado a capturar el espiguero apizarrado (Sporophila schistacea), especie que llega a la región del bajo Caroní entre julio y septiembre de cada año.