Arbustos o arbolitos de 1,30-4 m de alto. Hojas con tricomas simples, eglandulares, pluricelulares, más abundantes en la cara abaxial y sobre la nervadura media, y con algunos tricomas glandulares con pie pluricelular y cabezuela 1-celular; pecíolos de 1,1-5(-12,5) cm; láminas ovadas a angostamente ovadas, de 7,3- 25 × 3,1-15 cm, base desigual, cuneada, ápice acuminado. Flores solitarias o hasta 2 en cada nudo, pedicelos péndulos; cáliz de (5-)8-12(-16) cm, glabrescente, con 3 lóbulos iguales o subiguales, angostamente ovados, soldados en los dos tercios basales, y los otros dos ovados, soldados casi en toda su longitud; corola blanca o rosada, infundibuliforme, de 20-25(-27) cm, con tricomas eglandulares, pluricelulares en la cara externa y tricomas glandulares con pie pluricelular y cabezuela 1-celular en la interna, limbo ca. 15 cm de diámetro, lóbulos terminados en largos acúmenes; estambres soldados al tubo corolino hasta aproximadamente el tercio superior, filamentos glabros, de 15,5-16 cm, sector libre de los mismos de 3,5-3,7 cm, anteras libres, de 26-32 mm; gineceo glabro, de 20-22 cm, estigma elipsoide. Baya fusiforme, de 8- 10,5(-14) × 2 cm; semillas castaño grisáceas, irregularmente triangulares, de 7-9 mm, episperma grueso, verrucoso.
Dado que este género sobrevive únicamente en cultivo, la población silvestre de esta especie es nula. Algunos curanderos indígenas han expresado opiniones anecdóticas de que las plantas de esta (y otras) especies de Brugmansia están siendo erradicadas de algunos jardines indígenas debido a su toxicidad y a la disminución del número de curanderos lo suficientemente expertos como para utilizarla de forma segura. Sin embargo, no existen datos cuantitativos.
Al igual que con todas las demás especies de Brugmansia , no hay registros confirmados de poblaciones silvestres de B. suaveolens (sin embargo, es particularmente hábil en la propagación vegetativa a partir de fragmentos de tallos, por ejemplo a lo largo de los ríos).
La ausencia de plantas silvestres fue registrada por primera vez (aunque en relación con otras especies de Brugmansia ) por Ruiz y Pavón a fines del siglo XVIII (Schultes y von Thene de Jamarillo-Arango 1998: 114). Más tarde, a pesar de décadas de trabajo de campo en el noroeste de América del Sur, RE Schultes y sus estudiantes Lockwood y Bristol, que se especializaron en este género y otras plantas psicoactivas neotropicales, registraron que no encontraron ninguna brugmansia silvestre (Bristol 1966, Lockwood 1973). El examen reciente de Hay de numerosas colecciones de herbario no reveló especímenes recolectados en la naturaleza (Hay et al . 2012: 172).
Si bien quienes saben cómo utilizarla con fines medicinales y como enteógeno la valoran, quienes no la conocen la temen por su toxicidad y por las supersticiones sobre su naturaleza “malvada”, y se informa anecdóticamente de su erradicación de los jardines, a veces a instancias de las autoridades locales en respuesta al uso de escopolamina con fines delictivos.
La pérdida de interés en el cultivo de esta especie, debido a la pérdida de las técnicas curativas tradicionales, así como las medidas activas para erradicarla en algunos lugares, son las amenazas principales y actuales, al igual que con otras especies de Brugmansia .
La ausencia total de plantas silvestres sugiere, como en el caso de otras especies de Brugmansia , que el o los dispersores están extintos. La existencia continua de esta especie dentro de su presunta área de distribución nativa depende actualmente de que la cultiven los pueblos indígenas.
Su supervivencia actual parece depender del mantenimiento o la rehabilitación de las tradiciones culturales en las que se utiliza. La educación sobre su valor cultural y práctico, así como su precario estado de conservación, parece esencial para contrarrestar la negatividad con la que a menudo se ven estas plantas. Puede ser conveniente una protección legal para contrarrestar la erradicación instintiva de las plantas por parte de las autoridades locales en respuesta al uso delictivo.
Obtener una gama representativa de clones no híbridos para su cultivo en jardines botánicos tropicales y reproducirlos parecería una medida práctica.