Se trata de un arbusto leñoso que puede crecer entre dos y ocho metros de altura. Su tronco es de color gris claro y corteza lisa.
Sus hojas son grandes y de forma redondeada, que pueden llegar a los 25 cm de diámetro. Son hojas de color verde claro, coriáceas y con nervadura rosada. Al llegar la temporada fría se vuelven rojizas y caen, pues es un árbol perenne. La copa de estos árboles suele crecer en horizontal, dando una gran sombra.
Cuando la Coccoloba uvifera florece, lo hace a través de una espiga de florescencias blanquecinas y pequeñas. Estas flores se convertirán en frutos que recuerdan a las uvas de la vid. Son de un tamaño aproximado de 2 cm de diámetro de color verde que se vuelven rojizas al madurar. Estos frutos son comestibles y tienen un sabor dulce.
La Coccoloba uvifera se reproduce bien en suelos arenosos y con alto grado de salinidad. Por este motivo, suele utilizarse para repoblar o decorar las zonas de playa. Prefiere crecer a pleno sol, pero no tolera el frío ni las heladas. No suele soportar temperaturas inferiores a los 0 grados.
Regiones tropicales de América, desde Florida hasta Brasil. En Venezuela se encuentra a lo largo de la franja costera.
El árbol promueve la fijación de las dunas, evita la erosión del suelo y sus frutos son consumidos por variedad de aves. En exposición al viento crece en tallas muy pequeñas en forma arbustiva formando colonias espesas.
Coccoloba uvifera no se considera una especie en peligro de extinción, pero está amenazada por la urbanización y la contaminación.
La IUCN la clasifica a la especie como preocupación menor.