> Herbazales de Pantano de Lagenocarpus guianensis


Taxonomía

Nombre científico:
Dominio:
Reino:
Filo:
Clase:
Aves, Anfibios, Mamíferos, Reptiles, Peces, Con Articulaciones, Sin Articulaciones
Gimnospermas, Angiospermas, Hongos, Helechos, Briofitas
Orden:
Familia:
Género:
Estado de conservación:
preocupación menor
Nombres comunes:
Herbazales de Pantano

Información

Descripción:
Este tipo de herbazal es el que presenta mayor extensión de los presentes en el área Deltaica, y junto con los dominados por Rhynchospora gigantea, los del helecho Blechnum serrulatum y los mixtos (con proporciones similares o en parches de cada una de las tres especies mencionadas), están presentes en las áreas más deprimidas de las planicies de turba. Una característica resaltante de estas comunidades es que las formas de crecimiento de las especies dominantes presentan una arquitectura de carácter graminoide que precisamente le confiere ventajas adaptativas con relación a las verdaderas hierbas; particularmente, parte de su biomasa aérea crece y se mantiene sobre el nivel de lámina de agua a medida en que ésta incrementa su nivel en el transcurso del período lluvioso del año. Las plantas que presentan dicha forma de crecimiento corresponden a un conjunto de especies asociadas con diferentes géneros de la familia Cyperaceae, ya que la contribución de las Poaceae con relación a la florística de estos pantanos es relativamente insignificante, particularmente en su aporte a la biomasa aérea de estas comunidades (González, 2013). La colonización de los herbazales de pantano, particularmente el más generalizado en el Delta de Lagenocarpus guianensis por especies de carácter leñoso, vía lluvia de semillas y dispersión por aves, murciélagos y pequeños mamíferos, depende de la mayor o menor cercanía de los pantanos a las comunidades arbóreas vecinas, las cuales están representadas por Palmares de Pantano de altura y densidad variable con relación a la densidad de individuos adultos de la palma Mauritia flexuosa (González, 2013).
Distribución:
Estas comunidades ocupan extensiones importantes en las planicies de turba de toda la región Deltaica particularmente en el Delta inferior y en la región natural de la planicie costera del Delta del Orinoco conocida como la Planicie Cenagosa Nororiental (González, 2013).
Situación:
Para 2010 la superficie estimada de herbazal de pantano es superior a la encontrada en 1988. Si se considera la superficie de los herbazales de pantano a nivel nacional, ellos califican en Preocupación Menor (LC). Desde el punto de vista de su integridad ecosistémica, aun cuando el nivel de intervención aumentó 10 veces con respecto a 1988, se mantiene bajo la misma categoría (Rodíguez, Rojas & Giraldo, 2010).
Amenazas:
La forma arquitectónica graminoide de las distintas especies de ciperáceas que constituyen dichas comunidades, la continuidad espacial de los individuos que las conforman y la acumulación por senescencia de la biomasa aérea seca en pie en cada uno de éstos, favorece la propagación del fuego durante los pocos meses de sequía (González, 2013). El origen de los incendios de los herbazales en la mayor parte de los casos es de naturaleza antrópica. Son provocados por los Waraos para facilitar su paso a las comunidades de Morichal para la recolección de los frutos de dicha palma, para la extracción de almidón de los troncos de los individuos adultos y la adquisición de juveniles de distintas especies de aves, principalmente de la familia de los Psitacidos, que anidan en huecos de los troncos de los moriches adultos (González, 2013). No se descarta que el fuego pueda ser originado por fenómenos de combustión espontánea asociada a los sustratos orgánicos (turba) y por efecto de la concentración de la radiación solar en la biomasa seca de ciperáceas causada por botellas y fragmentos de vidrio provenientes de la Isla de Trinidad que se acumulan en la costa del Delta por la acción de las corrientes marinas (Lugo 1995; Tenuissen 1993, citado por (González, 2013)). Independientemente de su origen, el fuego constituye una variable importante en el dinamismo de la vegetación Deltaica en particular, facilita la expansión de los herbazales a costa del retroceso gradual de las comunidades de morichal denso que limitan con los herbazales y reciben directamente la acción del fuego (González, 2013). Una de las principales amenazas en el oriente del país, es la quema frecuente para la extracción de fauna y, en algunos casos para el clareo del área con el fin de facilitar el acceso a especies vegetales de interés comercial. Adicionalmente, la exploración y la realización de actividades conexas con la industria petrolera se mantienen como una amenaza para todas las comunidades de esta región del país. (Rodíguez, Rojas & Giraldo, 2010). Los suelos propios del delta del Orinoco y sus áreas cercanas, son altamente sensibles a los cambios de las condiciones naturales (régimen hídrico y de oxido-reducción). Cualquier fluctuación que en ellos se registre puede generar alteraciones en la salinidad, la oxigenación y el pH, traduciéndose en perjuicios directos sobre éstas y todas las formaciones vegetales del delta y sus alrededores (González 2004, Monente & Colonnello 2004) citado por (Rodíguez, Rojas & Giraldo, 2010).
Conservación:
Las distintas unidades de vegetación presentes en el Delta del Orinoco se pueden considerar a su vez como distintos tipos de humedales tanto arbóreos como herbáceo-graminoides. Sobre esta consideración se puede argumentar que por su posición transicional entre los ecosistemas terrestres y marinos, los humedales del Delta del Orinoco desempeñan importantes funciones relacionadas con los ciclos de nutrientes e hidrológicos (González, 2013). De la superficie de los herbazales de pantano, 41% se encuentra en áreas protegidas de conservación y un 28% adicional en áreas protegidas con fines de manejo. Los parques nacionales que albergan los herbazales de pantano son Turuépano, Delta del Orinoco y Ciénagas de Juan Manuel. La inclusión de los herbazales de pantano en parques nacionales no ha evitado, en el caso del oriente del país, las recurrentes quemas que suelen hacer los warao, la etnia local (Rodíguez, Rojas & Giraldo, 2010).
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